martes, octubre 17, 2006

Un año no es nada.

Diría que el trabajo me consume pero mentiría. La rutina sí, esa sí que consume. Pasan los días de una forma rápida, sin tiempo. El cansancio me llega y no me repongo. De pronto llega también el invierno y me pregunto cuando sentí la primavera.

Hace un año llegué aquí. Mi idea era trabajar. Aprender. Cambiar la rutina del periodismo. Estaba en un nivel de hartazgo. Hoy me encuentro mejor, pero no exactamente como lo esperaba. A un año puedo decir que me he resignado más que adaptado.

Dallas es una princesa, que gusta de salir en las noches a recorrer discotecas, que gusta de los vestidos caros y la apariencia. Dallas es sin duda una ciudad superflua, sosa, vacía. Es una ciudad de aparador, donde lo que está IN importa, donde todo mundo trata de ser cool. Y todo mundo sabe que no hay nada más patético que querer ser, el intentar serlo.

No, no me gusta la ciudad. Pero me ha tratado mejor de lo que esperaba. Soy un ser antisocial por excelencia, todo lo contrario al ritmo de Dallas. Prefiero los suburbios. La calma alrededor del Metroplex.

A un año de distancia me gana la melancolía. Esa que en los primeros meses era inexistente, ahora está siempre presente. Extraño todo pero a la vez nada. Volteo hacia Tijuana y excepto la familia, no hay nada que me llame. Leo diariamente los periódicos de allá y nada ha cambiado. Quizás la violencia se ha desatado, aunque igual esto que digo son los desvaríos de todo fuereño que se sorprende de aquellas cosas que siempre estuvieron ahí.

En estos meses que han pasado, puedo decir que me he puesto a escribir, a leer mucho más, a escuchar música que antes no me detenía a escuchar. He conocido gente, sobre todo en el trabajo. Y me he reído. Porque eso no ha perdido mi trabajo, lo relajado, informal, sigue siendo el punto fuerte.

Estaré unos días en Tijuana, sólo por la nostalgia.


FUTBOL

Me ha tomado un año contratar el servicio de cable. Durante las últimas tres semanas me di a la tarea de revisar cuál era la mejor opción. Cuando me había decidido por el satélite, encontré problemas para instalarlo, debido a las políticas de los departamentos donde vivo. Entonces tuvo que ser cable.
La semana se pasa rapidísimo y sin embargo los fines de semana sólo tengo ojos para los deportes. La liga mexicana, la NFL y algo de beisbol. Pronto vienen los Mavericks.
A diferencia de antes, ahora veo de una forma distinta los deportes. Tengo un sillón grande frente a la tele. Bocinas. Me cuido de tener bebida a la mano y botanas. Descubrí aquí la maravilla del asador de gas. Nada de carbón, todo más rápido. Descubrí también las salchichas asadas. De pollo, de espinacas con teriyaki, Cajun, incluso de piña con adobo. Sin embargo la carne de res, en corte delgado, sigue siendo la principal.

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