jueves, agosto 03, 2006

LA RESISTENCIA

Las sensaciones son muchas, miedo, coraje, indignación, odio. Nadie está satisfecho y las emociones se agolpan hasta el punto de no permitirles ver con claridad hacia donde están dando el siguiente paso.
La resistencia civil se manifiesta en las calles de la Ciudad de México, en las páginas personales de internet, en los cafés, en las casas. Las consignas se inventan diariamente, las ideas graciosas y los diseños sarcásticos contra todo aquello que huela a PAN-Calderón-Derecha.
En medio del coraje y la indignación, los enemigos se transforman, se multiplican rápidamente y no hay forma de reaccionar. La vieja consigna de que quién no está conmigo está contra mí. El rencor es tan instantáneo que el camarada se transforma de inmediato en adversario, al realizar la primer crítica al movimiento.
No hay tiempo para dudar, quien no está con Andrés Manuel es un ____________ (inserte aquí el término ofensivo preferido ? reaccionario, derechista, yunquista, ultraderechista, ratero, pirruris, corrupto, nazi, Panazi, neopriista).
Así de pronto, Lázaro Cárdenas es un traidor. Su padre, un blandengue que no cree en el movimiento y que fue tan cobarde en 1988 como ahora. Los intelectuales han sido comprados, al igual que decenas de editorialistas. Yo, un nadie, me convierto al escribir esto en una pluma al servicio de los _______ (inserte aquí otro término ofensivo de los traidores).
No importa que yo piense que hubo fraude, no importa que pida el voto por voto. No es momento de pensar sino de creer. No es momento de opinar sino de sumarse al grito del líder. Es una cuestión de dogma y el izquierdismo pejista es por el momento la religión exigida.
Me queda claro que Andrés Manuel se volvió loco, que no tiene nada que perder, independientemente de que México si pueda hacerlo. Me queda claro, sobre todo, que la resistencia se vive con furia hacia adentro, hacia donde las voces de mesura intentan llegar, hacia el oído del candidato perredista, que no está dispuesto a escuchar algo que no sea un mensaje que le de la razón.
Nunca he creído que sea un peligro para México, por más que ahora se esfuerce en demostrarlo. Y mientras tanto su gente, con ese fanatismo religioso que realmente da miedo, se convierte día a día en lo que tanto critican del adversario.

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