DE MEXICANOS Y MEXICOAMERICANOS
Recuerdo un boicot realizado hace tiempo en contra de Estados Unidos. No recuerdo los motivos, quizás era por los grandísimos tiempos de espera que se hacían para cruzar la garita.
Era un día festivo, probablemente un 20 de noviembre o un 5 de mayo. No recuerdo el año, pero fue mucho antes del 11 de septiembre. El caso es que pidieron que los mexicanos no cruzaran hacia Estados Unidos en las ciudades fronterizas, mientras que los del centro del país se comprometían a no comprar en franquicias estadounidenses.
Como dije, no recuerdo el año, pero eran tiempos en que no había tantas empresas gringas en México. Obviamente estaba Coca?Cola, Sears, Pepsi. Quizás algún McDonalds, pero hasta ahí. Ni un Home Depot o Walmart.
Lo que más recuerdo es el noticiero de Jacobo Zabludowski dando el reporte del boicot y al pasar imágenes de Tijuana, con bastante gente queriendo cruzar, hizo un comentario sobre la falta de respaldo a la medida, con bastante molestia.
Y tras eso, escuche a varios comentaristas o editorialistas en Tijuana justificar la falta de respuesta diciendo que es muy fácil pretender ignorar a una de las economías más grandes del mundo, cuando no se vive a un lado.
No se las razones, o quizás sí las se pero no las entiendo. Pero siempre vieron a la gente de la frontera como pro-gringa, cuando el deporte por excelencia de los mexicanos era hablar pestes del imperialismo yanqui.
No éramos ciudadanos de segunda, pero había algo de espurio en nosotros al unirnos al enemigo. Para los capitalinos, éramos o quizás seguimos siendo, un tanto malinchistas.
LOS MOTIVOS Y LAS MARCHAS
En estos momentos no entiendo a muchos paisanos. No entiendo la posición que establecen en torno al boicot del 1 de mayo. No todos los que salieron a marchas semanas atrás vieron lo mismo, hay quienes pretendían demostrarle a los gringos el poder latino, la fuerza, en el sentido negativo.
?In your face, America?. Y salían las banderas mexicanas a ondear. Y salía los gritos en contra de Bush, de los supremacistas y en general del país por el que en ese momento caminaban.
Coincido con lo que muchos piden: un trato justo, de respeto, derechos laborales como cualquier otro trabajador. Piden pagar impuestos para no ser considerados una carga.
Pero luego viene lo otro: exigen una amnistía, exigen ser parte de un país que muchos de ellos rechazan.
Estados Unidos quiere mano de obra barata, quiere aprovecharse de los migrantes ilegales pero sin comprometerse con ellos. Los migrantes quieren ganar dinero, pero sin comprometerse con el país.
Dice un amigo, argentino pero radicando en México por muchos años, que a los mexicanos que viven en Estados Unidos les falta humildad y amor por el país que les da cobijo. Justo el mismo amor que a él le exigen tener por México ? y que le tiene ? al darle de comer.
Al final, las marchas generaron a mi parecer una polarización, al obligar a los migrantes a tomar posiciones. Por un momento estuvieron juntos mexicanos ilegales y méxico-americanos, cada grupo con agenda distinta.
Un tercer grupo, la de los mexicanos, participó desde ese país buscando hacerse sentir. Mandando el mensaje de que no podemos ser tratados de forma altanera, déspota, por nuestros vecinos.
Este tercer grupo, sin embargo, va en defensa de la dignidad, del conflicto histórico en la relación. Tiene razón, aunque por lo distinto de sus intereses el movimiento se desvirtúa.
Estos tres grupos coincidieron en la mayor exigencia, la de respecto a los hispanos. Después de ahí, los caminos obviamente serán distintos. Unos voltean hacia adentro. Otros simplemente no han podido dejar de voltear hacia afuera.
lunes, mayo 08, 2006
el Rene at 4:50 p.m.
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