domingo, diciembre 03, 2006

De doctores y nieve

Para que construyes una si con el doble del precio puedes construir dos. Así dice un empresario en la película Contacto, con Jodie Foster. Y pues, si por un precio pude entrar a quirófano, porque no aprovechar y entrar dos veces.

Sucede que entre a la operación programada. Un asunto relativamente sencillo, pues el plan era salir el mismo día para comenzar la recuperación. Todo estaba planeado, pues tenía en la oficina días de descanso, al igual que mi esposa, así que tendría una semana de recuperación completa.

Total, que la operación era el lunes a las 7:00 AM. Pero un día antes, el pequeño Nemo decidió que el requeria un poco de atención y a bordo de una ambulancia tuvo suentrada triunfall al área de urgencias del hospital. Dos días duró ahí por un maldito ataque de asma, el más fuerte que ha sufrido.

Como se trataba del mismo hospital donde yo me iba a operar a la mañana siguiente, la primer noche dormí con él y a las 6 de la mañana crucé del edificio D al A. La operación fue rápida. Salí a la hora, pasé a recuperación y tras unas horas, todo estaba listo para salir. Incluso me esperaban en el carro a las puertas del hospital. Sin embargo no pude, el cuerpo no me dejó. Me sentí mareado y a los minutos detectaron que estaba ardiendo en fiebre, así que el doctor me ordenó quedarme una noche más.

Finalmente el martes salí, luego de algunos antibióticos y de determinar que la fiebre era por un problema menor en los pulmones generado por la anestesia. La felicidad duró dos días, pues comimos pavo el jueves como manda la tradición. El viernes habría de entrar de nuevo a emergencias durante la noche con fiebre alta.

Varios estudios después, se determinó que un hematoma formado durante la operación se había infectado, generándose un coágulo. Durante un día el médico intentó que el cuerpo lo absorviera, pero no. Para el domingo entré por segunda vez al quirófano, ahora con más miedo que la primera. El lunes siguiente salí y hasta el momento sin problema. Dios bendiga el Vicodin.

Lo curioso es que la pasada en el hospital me dejó secuelas de todo tipo. Me dejó un dolor en la espalda, por culpa de tantas horas de estar acostado. Me dejó una depresión y el síndrome del Jamaicón, ya que como el Nemo estaba enfermo y no teníamos quién lo cuidara, así que me la pasé solo.

Me di cuenta de que estar solo está canijo. La enfermedad, la depresión, se quita con Vicodin. Después de tres días, salí a caminar como parte de la recuperación de la operación de la hernia y con un paisaje soñado. Lo último del otoño, enormes árboles rojos, el suelo tapizado de hojas. Caminé y me fue alivianando. El toque final llegaría al día siguiente, cuando cayó la primer nevada de la temporada.

Fue distinta a la anterior nevada que me tocó. En la anterior fue lluvia que con el paso de los minutos se congeló. Ahora fue nieve en toda la extensión. Los árboles roojos ahora eran blancos. Jamás había disfrutado del frio como lo disfrute aquí.

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