viernes, noviembre 26, 2004

Hipotencando...

Parte de la cultura mexicana es el apego a los objetos por cuestiones sentimentales. Les damos un valor por lo que representan y no por lo que valen económicamente.

Recientemente tras la muerte de mi abuela se comenzó a repartir su dinero y sus objetos. Sin duda deshacerse de las cosas era difícil y un problema en lo particular lo representó la casa donde durante más de 40 años vivió.

Esa casa representa para sus hijos, nietos y bisnietos toda una historia. Es por ello que la primer decisión fue no venderla, como vender un pedazo de vida, un recuerdo tan importante- Mi madre y mis tíos nacieron ahí. Más de diez vacaciones pasé allá, además de un año sabático.

Es lo mismo que la idea de tener una propiedad. Uno busca tener una casa, un carro. No todos obviamente, si es mi caso.

Sin embargo la cultura estadounidense es distinta. Allá no importa. Puedes tener una casa y un carro y no tener un apego. Compar una casa y pagarla es un error. El chiste es deberla. Si la terminas de pagar la hipotecas y volvemos a empezar. O simplemente la cambias por otra.

Traen un carro del año no es nada difícil, aunque en el fondo no sea tuyo y solamente lo rentes.

Muchos paisanos tardan en adaptarse a esto, aunque cuando lo descubren quedan encantados. Llegan hasta la aduana a buscar un permiso de importación temporal en sus trocas del año. Muchos llegan a sus pueblos con el orgullo, las ganas de demostrar que han triunfado y prueba de ello es su carro del año (y la decena de cajas con juguetes, tenis nike y otros detalles que llevan al pueblo de regalo).



A pesar de todos los deseos de mi familia, la casa se venderá y repartirá. En el fondo nadie desea mantenerla, ni mudarse ahí, aunque todos quisieran que siguiera igual.

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