Alguna vez Luis Cortés comentó sobre la posibilidad-necesidad de hacer un soundtrack de la vida de cada quien.
Elegir canciones en base a una vida "vivida" y a una vida "escuchada". Cuestión de gustos, pero también de momentos. Hay canciones que, independientemente de que nos gusten o no, tienen un significado particular de la vida. Yo no puedo escuchar una canción de Red Hot Chili Peppers, creo que llamada Under the Bridge, sin recordar los buenos tiempos del Rana´s, a pesar de que la banda no me gusto nunca.
Lo mismo me pasa con otras canciones. Lo descubrí un día que me di cuenta de que me sé de memoria a Roberto Carlos, Camilo Sesto, Emmanuel, José Luis Rodríguez. Se también decenas de canciones de tríos, tangos. Nací con esa música. Mi hermana escuchaba a los primeros, mientras mi madre tenía algunos discos de Agustin Lara, Gardel, José Alfredo.
Sin saberlo me fui aprendiendo las canciones. Sin embargo eso no me pasa con la música de mi hermano (soy el hermano menor) la cual a lo mejor por una natural competencia aborrecí. Nunca me gustaron sus discos de Quiet Riot, Motley Crew, Judas Priest. Tampoco en su momento me gusto la trova cubana.
A Silvio lo he conocido tardíamente y siempre lo justifico si estoy tomando vino o en un barecito tipo Perro Azul en sus viejos tiempos.
He decidido hacer el soundtrack de lo que he vivido y lo primero que descubro son mis gustos fresas. No hay nada raro, ninguna banda extraña.
Empiezo con una de tres canciones, mismas que el kazaa se está encargando de traer a mí.
Changes de Bowie, en parte porque el camaleón fue el primer músico con el que me interesé en comprar sus discos. Escucho la canción y recuerdo años buenos. No porque ahora no lo sean, simplemente porque no fui consciente de ello en su momento.
Yo era todo esperanza y temor. Hoy lo sigo siendo por otros motivos.
miércoles, abril 16, 2003
el Rene at 5:34 p.m.
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