El caldo de res es milagroso.
Simplemente comenzar a oler ese rico aroma es suficiente para levantar el ánimo. Tortillas calientes, tuétano, verduras y aguacate, no le pido más a la vida.
Si algo me causa felicidad es comer caldo de res, no importa si es verano o invierno.
Y no solamente el caldo de res me hace feliz, sino el cocinar.
Aunque muchos lo califican como un arte, yo simplemente creo que es un proceso creativo que me deja mucho.
Incluso el tema de los alimentos es suficiente para tener una buena charla.
Hay quienes hablan de vinos. Yo confieso no saber y ante esa ignorancia confío en los consejos que me han dado amigos. Me he alejado del Nebiolo aunque sigo con los otros de Cetto. He entrado al Concha y Toro, aunque el último vino blanco resulto un fraude.
Y en algunos casos, prefiero no batallar. Un whisky con un hielo y es suficiente.
Están también las cervezas, sin embargo nunca he podido ser un tomador. Tres cervezas y mi cuerpo se siente demasiado lleno. Prefiero en todo caso una cuba de añejo. Lo empece a tomar en un viaje a San Francisco con un compañero colombiano y uno paraguayo.
Volviendo a la comida. Preparar comida italiana es sencillo y me genera buenos comentarios. Pasta, salsa y un acompañante, pollo, camarones u ostiones revueltos con la pasta. Una ensalada caesar y ya.
Escribir sobre comida también me genera una cierta alegria, podrá parecer que me conformo con poco, pero asi soy en todo.
La vida debería ser así de sencilla, como un arroz "naranja", unas albondigas con chile chipotle y frijoles. Pero hay momentos en que nos esmeramos en buscar lo complicado, codornices, pato, que se yo.
miércoles, abril 16, 2003
el Rene at 5:11 p.m.
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