domingo, marzo 08, 2009



Algo tienen los zoológicos que me tranquilizan.
Es uno de los paseos que más me gustan, aunque tenía más de un año de no ir a uno.

Aprovechando ciertas circunstancias llevé al Nemo y a su hermano a ver animales. No ando con mucho ánimo de pasear, pero una ida ahí sabía que me iba a servir.

A diferencia de los grandes zoológicos, el de Austin es más bien un refugio. No tienen instalaciones demasiado elegantes. Bueno, eso es decir mucho, la verdad está jodido.

Pero eso permite que tres tigres estén a menos de un metro de mi, a diferencia de las apantalladoras instalaciones del San Diego Zoo, donde nos contaron que había tigres y leones, porque simplemente nunca los pudimos ver. Aquí el animal está frente a uno, tanto que te alertan de no estirar las manos.

Quizás lo único que le pediría a este zoológico es que tuvieran mejores caminos. Todo es piedra y tierra, así que con una carreola eso es un relajo.

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