lunes, marzo 23, 2009

Obsesiones

Hay dos cosas que colecciono. Bueno, no se si llamarle colección en el sentido formal. Más bien hay dos tipo de cosas que suelo comprar con mucha regularidad. Un de ellas son zapatos. Me gusta comprar tenis y zapatos informales. La razón, no la se bien, algún trauma personal del que no he ahondado mucho.
Lo otro son libros de cocina. Siempre me ha gustado cocinas, pero el comprar libros de cocina tiene una atención mayor. No estoy hablando de recetarios. Son libros de cocina, con recetas, pero que van más allá.
Por ejemplo, ayer me compre un libro de China y su cocina. Un libro grande, con muchas fotografías, pero sobre todo con una explicación entre histórica y sociológica del por qué de ciertos ingredientes. Explicaciones sobre el arroz, el uso práctico del wok y las diferencias en las técnicas de preparado.
Es como cuando te explican el origen de los chilaquiles. Más que un platillo es un reflejo social. Es aprovechar la comida al máximo. En lugar de tirar las tortillas viejas es aprovecharlas en un nuevo platillo. Por eso se vale ponerle lo que quedó del pollo del guisado del día anterior. Sólo en los últimos 3 años he comprado como unos 40 libros así.
Y ayer que pensaba en las razones, caí en la cuenta que es un poco aspiracional. Me imagino una cocina ideal, los libros a un lado. Veo difícil tener una casa a mi gusto en estos momentos. Y cuando me preguntan que para que quiero los libros, la respuesta es para cuando tenga la cocina. Y con la cocina vendría lo demás...una botella de vino, algunas botanas, algunos amigos para platicar y música de fondo. Es todo.

1 y tú que piensas?:

Anónimo dijo...
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