La pequeña angustia.
Las aguas se calman, un poco de luz se ve, pero curiosamente la incertidumbre no se va de mi. Será que ya no se irá.
Cuando tuve a mi primer hijo me sucedió algo curioso. La primera vez que se enfermó salí a trabajar con una pequeña angustia. No gran preocupación, sólo una pequeña angustia. Y esa pequeña angustia no me abandono en todo el día hasta que regresé a verlo en la tarde. El problema es que después de esa vez la angustia no se fue. Aquí la traigo, a veces muy callada, escondida, pero ahí está.
Me temo que lo mismo me pasa con la incertidumbre. Ya no estoy tranquilo, siento una nueva angustia a mi lado. No importa si logro cosas en el trabajo. No importa si empiezo a caminar. La incertidumbre sigue ahí, jodiendo, con una voz baja, lo suficiente para no dejarme en paz.
Y como sucede en estos casos, me pregunto si alguna vez voy a estar bien. Si alguna vez voy a tener un poco de optimismo. Y de pronto este blog se convirtió en un baúl de desahogos. Al menos es eso.
viernes, marzo 13, 2009
el Rene at 7:56 p.m.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
0 y tú que piensas?:
Publicar un comentario