jueves, enero 25, 2007

PATERNIDAD

No imagino el mundo, mi mundo, sin un hijo. Será culpa de mi educación católica, posiblemente. Pero desde muy joven supe que quería tener hijos, me parecía un punto fundamental. Desde hace cuatro años tengo uno y me cambió la vida. Quienes me conocen saben la forma en que me transformó. Internamente, con ese tipo de cosas que no se pueden explicar, mi vida dio una revolución.
Aquí en Estados Unidos y me imagino que en lo general en el mundo, la idea de tener hijos se ve cada vez más como opcional. Para mi no, siempre lo ví como algo obligatorio, lógico. Conozco amigos que no desean tener hijos. Parejas establecidas que no tienen la menor intención de formar una familia (concepto católico totalmente). Me ha costado trabajo entenderlo, sobre todo porque no se trata de un asunto económico totalmente o afectivo.

Y voy a donde quería llegar.

No entiendo que sustituyan la paternidad por un perro. Y conste, no hablo de casos como en Tijuana, donde se tiene un perro y ya. No. Aquí un perro es un perro, con derechos, con lujos. Uno de mis compañeros de trabajo acaba de pagar mil dólares hace un mes por el tratamiento para su perro. Mil dólares por curar a un perro que sufría algún problema estomacal. No es el único, hay quien le compra nieve a su perro (nieve especial hecha exclusivamente para perros y vendida en tiendas especialmente para postres de perros). Ahora la ciudad de Dallas ha decidido aprobar una petición para que se permita la entrada de perros a algunos restaurantes. Obviamente eso incluye poder ordenar comida para el perro. Hace un par de días anunciaron la venta de cerveza para perro.

La cultura de los perros se ha vuelto en mucho moda. Pero en otras está incorporado al estilo de vida. El fin de semana salimos a ver casas. Al menos 10 personas estaban caminando con sus perros por las calles. Muchas de ellas con bolsitas de plástico en la mano para recoger los recuerdos del perro. Existe ya un protocolo para tener y convivir con perros. Es demasiado.

Para mi un perro es bueno para una casa, es una compañía, es un animal al que se le puede tener cariño, pero finalmente es un perro. Tu vida no puede girar en torno a ese animal. Y por eso digo que no tener un hijo no es una decisión económica o sentimental. Estas personas gastan mucho en sus perros, los adoran.

Y no falta quien diga que lo quiere como a un hijo. Ahí es cuando me rio un poco y me reservo decirles que no tienen idea de lo que hablan.

El asunto es que para cuando tenga la casa y quiera un perro, me imagino que tendré que pasar un proceso similar a los trámites de adopción.

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