sábado, enero 13, 2007

Piinche Frio


Me dicen que en Tijuana hace frio. Mucho. La Rumorosa como siempre se ha nevado. Lo mismo Tecate. Me dicen también que hay reportes en la radio que hablan de pequeñas nevadas, congelamientos, en algunas colonias de Tijuana. La verdad no me lo imagino. Es tan atípico.

El principal problema es que la gente no está acostumbrada. Peor aún, no está preparada para enfrentar el frio.

Dallas no se queda atrás. Estamos a -1 grados. Esa misma temperatura será la máxima de mañana, teniendo como mínima -6 grados. Jamás había sentido tanto frio. Bueno, sentido es un decir, ya que estoy expuesto a ese frio 15 minutos a lo máximo. Los únicos momentos en que tengo que estar afuera es mientras tomo el tren. Cuando voy al mercado o a algún otra tienda. Sin embargo es un frio calador, de esos que en minutos te parten los labios. En la oficina y en la casa estamos bajo la calefacción.

Quizás es el clima a lo que nos hemos tenido que acostumbrar más. No tanto porque no lo aguantemos, sino por lo que significa en la vida diaria. En Tijuana llovía y tratabas de no salir de la casa porque la ciudad era un desmadre. Aquí lleva lloviendo tres días y ahorita empezó a granizar. Será cuestión de horas en que se convierta en nieve.

Tres días y las calles de la ciudad están como si nada. El primer día decidimos no salir mucho, pero no parece detenerse y la gente aquí no deja de hacer cosas por el clima.

TRENES
Víctima de la tormenta del viernes, el tren se detuvo justo antes de entrar al túnel. El conductor nos avisó que habían perdido energía justo a partir de ahí y hasta poco antes de mi destino. Esto sucedió en la estación de tren más complicada, ya que la central de transferencia de autobuses está a cuatro cuadras. Se dio además en el peor momento, justo cuando iniciaba un chubasco.

Así, empapado, salí a buscar al supuesto camión especial que nos llevaría a recuperar el tren en las estaciones en servicio. Un viaje de 20 minutos se convirtió en una travesía de 2 horas y media. Llegué completamente empapado. La mochila por suerte no permitió que el agua entrara y fregara la computadora. La chamarra a su vez logró mantener seco el celular. Y gracias a eso también pude mantener seco el IPod, al cual le he sacado mucho provecho, aunque sigo bajando canciones al por mayor buscando ponerme al tanto de lo nuevo y no tan nuevo.

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