El viaje a Tijuana sirvió para una cosa: no extraño nada.
Aunque fue muy poco tiempo, no me quedó la sensación de necesitar más. Vi a mi familia, la disfruté. Pero la verdad no la extrañaba. No se cómo explicarlo. Hablo con ellos diario, gracias al internet. Inclluso los veo con una web cam. Hablo incluso más con ellos que cuando estaba allá.
La ciiudad en sí no ha cambiado nada. La comida tampoco representó gran cosa. Entonces no hubo nostalgia ni melancolía.
No se si volvería a vivir ahí. No lo pienso como posibilidad, como tampoco pienso como posibilidad moverme de aquí. Y es que para que adelantar. Lo único es que no me molestaría no regresar.
El viaje fue interesante por ver eso, por explorar esa sensación. Son pocos meses los que he estado alejado, pero era la primera vez que salía de la ciudad a vivir fuera. Todo sigue igual, creo queestoy bien adaptado.
Y lo mejor fue la última sensación. el deseo que dentro de mí tenía por regresar a mi casa. Por volver a Dallas.
martes, febrero 28, 2006
el Rene at 1:45 p.m.
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