jueves, abril 06, 2006

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DE CUADROS Y MEMORIA

A veces uno no se da cuenta cuando alguien le da una lección. Es en medio de pláticas cotidianas, de comentarios al margen o de simples observaciones como uno aprende cosas, la mayor parte de las veces sin saber. Y esos maestros generalmente no los valoramos en el momento, en muchos casos ni siquiera nos damos cuenta.

Aprovechando que regresé a la oficina y pude pasar aquí mi hora de almuerzo, luego de una semana de trabajar fuera, decidí salir al museo. Justo a dos cuadras de la oficina está el Dallas Museum of Art. Cuatro pisos con diversas exposiciones. La principal es en estos momentos una sobre el arte maya, a la cual por cuestión de tiempo no entré.

El caso es que decidí empezar por el segundo piso y me topé directamente con arte euroopeo. No había avanzado ni 20 metros cuando los recuerdos me llegaron de golpe y me hicieron llorar. De pronto recordé a mi abuela. Ella pintaba, era su pasión. Pero no solamente pintaba bien sino que disfrutaba la pintura.

De pronto al caminar por el museo recordé sus visitas a Tijuana. Fue una abuela a distancia pero no por eso menos querida. Fue una abuela a la que no le podíamos decir abuela porque no le gustaba, prefería que la llamaramos Lupis, como todo mundo le decía.

Al caminar por entre los cuadros recordé varias visitas a los museos de San Diego. Sus comentarios respecto a los cuadros, su forma de ver el trabajo colgado en la pared. Y de ahí aprendí a ver el arte de forma distintas, con calma, con relajación, con ánimo. Como si estuviera a mi lado comencé a avanzar y ver cada uno de los cuadros. Me detuve en lo particular en uno llamado River Bank in the Springtime, de Vicent van Gogh. Y recordé lo que me dijo una vez, que no hay experiencia mayor que ver un cuadro de frente. Ver que está vivo y en el caso de Van Gogh, descubrir porque era un genio, porque los pincelazos toscos que dejaban las plastas de pintura se transformaban en algo bello.

Dos horas pude caminar por el museo. Es obvio que no será la última vez que vaya. Me gusto relajarme un rato, salirme del trabajo. Me gustó recordar a mi abuela y darme cuenta que la extraño.

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