El Síndrome de Libertad (Lamarque)

Hay mil cosas en la vida que me parecen indescifrables, pero una de ellas más que ninguna otra: el llanto femenino.

Hay mujeres que lloran de todo y mujeres que viven para llorar. Lo espeluznante no es tanto el llanto sino la normalidad con que muchas de ellos lo ven.

No me refiero al llanto importante, como el dolor de una muerte. No. Me refiero al llanto cotidiano, al llanto nomal, por así decirle.

Leo (con cierta cotidianidad) el blog de Bubú y me sorprende la cantidad de llanto que hay en él.

En una ocasión, platicando con la pequeña Ana (quien se aburrió de su blog) , le comentaba que yo no podría vivir con una mujer como Bubu y no lo digo de forma ofensiva. Es de esas personalidades que muchos hombres consideran atractivas pero que en mi caso me parecen desesperantes.

No pocas veces he querido agarrar su blog y darle unas cachetadas guajoloteras para que reaccione. Decirle que la vida es más sencilla de como lo ve ella y que no vale la pena llorar por la gente y menos por uno mismo.

Hay algo peor que sentir lástima por uno mismo y es tener conciencia de ello. El menosprecio de uno mismo como técnica de escape debe servir una vez y luego olvidarse.

Pero no, permanezco leyendo su blog y me callo. Aunque ahora pienso en el llanto femenino y no lo puedo entender.

Por qué demonios las mujeres reaccionan con el llanto ante situaciones inesperadas. Por qué deprimirse por una mala relación cuando quedan en el futuro tantas malas relaciones por tener.

Por qué a las mujeres se les hace tan difícil abrir una nueva página y comenzar a rayar sin miedo a equivocarse. Muchas veces he escrito lo mal acostumbrado que estoy a la compañía de mi esposa y sin embargo estoy seguro que de estar solo me acostumbraría.

Es más, quizás no me acostumbre y entonces me encargaría tranquilamente de rodearme de gente y ya.

La vida es más sencilla, más agradable y más noble de lo que a veces parece.