viernes, agosto 13, 2004



Los Colores Olímpicos

Un comentario durante la inauguración de los juegos olímpicos me hizo recordar muchas cosas. Hablaban de los colores y lo representativo que podían llegar a ser.

A falta de las cinco preguntas del viernes yo me planteo lo que los cinco colores de los aros han significado en cuestión material, o lo que es lo mismo, que me recuerda cada color.

VERDE
Empezaría con el verde que fue el que se me vino a la mente.

Si tuviera que pensar en la representación mental del verde tendría que ubicarme en un estadio de beisbol.

Recuerdo toda la emoción que me generó el ir por primera vez al estadio de los Padres de San Diego. Cada paso contado desde el estacionamiento hasta los túneles donde ubicaríamos los asientos.

Jamás hubo un verde más intenso como el del campo de beisbol. Fue todo un efecto, llegar desde la oscuridad del túnel a la luz brillante del sol sobre ese pasto. Esa emoción no la viví ´nunca más, ni falta que hace. Ese verde se quedó en mi mente.

AMARILLO
Con menos intensidad, pero el amarillo lo relacionó con un juguete. Con un juguete ajeno, por cierto, que se convirtió en una obsesión y en un deseo.

Para mi la felicidad no la lograba un balón de futbol, una bicicleta o un muñeco. La felicidad de niño tenía nombre propio y precio. Tonka, de 15 dólares en la Toys R Us.

A diferencia de los otros carros, este era un cámión de volteo hecho de metal, con una textura dura, tosca, y que bien te podría meter un madrazo en el tobillo si no te ponías trucha.

Nunca lo tuve. Pero ese color amarillo se quedó en mi mente de forma permanente. Tanto, que el primer juguete que le compre al pequeño Nemo fue una versión de plástico del Tonka.

ROJO
Una vez más el rojo me remonta a mi niñez y de nuevo a un juguete. Desde hace días PGBEAS había hecho una referencia que me ancló a mis propios archivos mentales.
Si tenías una Schwinn, con la plaquita metálica en forma de cruz al frente, tenía que ser roja.
Un rojo brillante, solamente equiparado a un labial de mujer en labios carnosos. Digo, cuando eres niño una bicicleta se puede convertir en un objeto fetichista, capaz de causarte placer con sólo observarlo.
Duró poco la bicicleta, ya que al llegar a la tienda por una soda (seguramente Bravo de Naranja o RC Cola)un carro la aplastó y fin de la historia.

NEGRO
Durante una etapa de mi vida el color negro era todo. Con las paredes pintadas de ese color, una pequeña lámpara y la ventana cubierta con madera y una enorme tela negra crecí.
En busca de un cuarto propio llegué a eso. Fue la etapa de Bauhaus, Baudelaire y descubrir el vino tinto.
Mi etapa de vampiro falló porque a mi esas cosas me dan gueva y yo me dormía a las 10 de la noche para despertar temprano, desperdiciando así la tan anhelada (por otros) noche.

AZUL

El mar en teoría es azul. Sin embargo, durante muchos años mi referencia del mar era uno color marrón, tirando a azul verde. En un viaje por Baja California Sur descubrí el primer mar azul. De película, me sentía Jean Reno en Big Blue.
No recuerdo si era mar del Pacífico o en el Golfo, pero era un hermoso mar.
Por no saber nadar siempre le he sacado la vuelta al mar. En un par de ocasiones he andando mar adentro disfrutándolo. Un segundo recorrido por BCS, cerca de Mulege y Santispak (creo que asi se llamaba el lugar) me hizo descubrir un mar completamente verde.
Ahora que lo pienso, no estaría mal pensar en un viaje en barco. Alaska es uno de mis pendientes.

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