lunes, agosto 16, 2004

No se que tan grave sea. Quizás con mi comportamiento estoy violando las bases establecidas por Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Miguel Angel Cornejo o Paulo Coehlo.

Simple y sencillamente la competitividad no se me da.

Vendo algunos deportes olímpicos y escuchando comentarios destacaban la necesidad fundamental de ser competitivo. No importa el resultado (el pretexto ideal para una cultura mediocre) simo que seamos competitivos.

Pues no, yo no soy competitivo. Yo prefiero atender a mis demonios de forma individual.

Solamente en un escenario soy competitivo. Al ir detrás de un volante.

Como si fuera ese personaje de las caricaturas de disneylandia, al subirme a un carro se transforma mi personalidad y saco el demonio que llevo dentro. Alguna herencia chilanga tendré en mi sangre.




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