Dos veces en mi vida he solicitado tarjetas de crédito y las dos veces me la han negado. La primera vez porque no tenía empleo. En ese caso se entiende que no era el mejor candidato para tener una tarjeta.
La segunda ocasión ya estaba yo con un trabajo estable, bien pagado, pero sin comprobantes, asíque ni maiz.
El único fin que le veo a las tarjetas es poder reservar hoteles y rentar carros.
Sin duda es uno de los símbolos más claros de la burguesía. Es el dinero falso, el virtual. Yo soy una amenaza con el dinero que no es dinero. Me embarco en gastos por objetos que no son indispensables.
viernes, junio 04, 2004
el Rene at 2:27 p.m.
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