viernes, junio 18, 2004

In the Name of the Lord

No hay día que salga de casa sin darle la bendición a mi hijo. Desde pequeño me he acostumbrado a recibir bendiciones y es mi turno ahora.
Provengo de una familia católica, con un par de sacerdotes en la familia.
Tuve mi etapa rebelde, hereje. Pero con el tiempo dejé de tomarle tanta importancia a las cosas y creo que me volví un católico comodino. Dirían los verdaderos católicos que soy un mal católico...

Si tuviera que hacer una definición, diría que pertenezco al catolicismo chillout

...ahora si disfrutaras el catolicismo..le pondría como slogan.

No suelo ir a la iglesia pero tengo algunas costumbres muy cristianas, como persinarse frente a una iglesia. Cuando hay problemas suelo pensar en dios y pedir favores. Generalmente en torno a las enfermedades del pequeño Nemo que nos ha llevado a hospitalizarlo un par de veces.

No doy diezmo, no me confieso, aunque he de decir que suelo leer la biblia con ojos de lector de literatura. Me parece una de las fuentes más importantes de historias. En algún libro de Umberto Eco señalaba que un editor bien podría decir que se trata de un super libro, con sexo, incestos, venganzas y todo tipo de pasiones.

Creer que ahi está la Verdad... ahi si no. Que Jesús se sacrificó por nosotros..tampoco. Eso de la culpa no me va. Soy de la idea de que la culpa es siempre ajena.

Hoy reflexionaba sobre todo en la bendición y en la tranquilidad que me genera dejar a mi hijo con esa protección. Seré ingenuo por ser creyente, quizás se trate de una medida poco popular, sin embargo es de las cosas que no me preocupan mucho de mi personalidad.

Es quizás en la religión donde más tolerante sea. Y tratándose de bendiciones nunca las rechazo ni me sorprenden.

Así se la de un Palomo o un Adicto en Recuperación que al no cooperar yo para su causa voltea y me dice..Dios lo bendiga...

Así sea.


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