sábado, abril 03, 2004

MEA CULPA

"He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas, arrastrándose de madrugada por las calles de los negros buscando el pico rabioso"

Pertenezco a la generación que se esconde. Esa generación destruída, consumida en su propio fuego. Parte de una generación que no tiene fecha, porque los que caemos ante el gran poder no quedamos resumidos a un año. Soy uno más de los que antes que trasgredir las reglas, cansados de jugar al rebelde, decidimos alienarnos.

Pequeños tatuajes de tiempos rebeldes quedan por ahí. Puedo recordar con facilidad noches especiales. El baile de Victor Soro encima de la mesa de la ballena comosi fuera Zorba el Griego una canción de Camilo Sesto. Al maese Alfonso René declamando poesía. Tres semanas seguidas, día tras días, bebiendo en exceso en el bar El Patio... nombre original.

Pasé por la etapa rebelde del arete en la oreja, el pelo largo. Siempre vestido de negro, The Cure, Morrisey, Siouxie, Peter Murphy. Maldición, hasta llegue a delinearme los ojos de negro en alguna lectura. Renuncié a todo eso, hasta a la idea lejana de seguir escribiendo poesía.

Zas!, llegó la realidad y me ubicó. Transformación total. Pelo tipo militar, camisa-corbata, seriedad incluidad, sobriedad en carácter. Aprendí a escuchar jazz, blues, nunca new age (hasta para los burgueses hay niveles).

Quien me ve puede pensar en que me vendí al capitalismo. Soy una verguenza para mi generación, para aquellos que pensaron que se tenía que ser un artista, que nada había para la imagen del artista como la pobreza.

Renuncié a todo eso. A los proyectos independientes, a las lecturas, a la vida literaria. Una canción de Joaquín Sabina me puso a pensar. "No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió".

Pero no. Con un vaso de buchanans en la mano, la laptop en las piernas, un plato de salmón, aceitunas y queso, pero sobre todo, una página de internet donde aparece el depósito de mi sueldo puedo decir con tranquilidad, que chingue a su madre la vida cuturosa. Nada como ser burgués. Al menos como cuando quiero y no tengo necesidad de gorrear las cervezas.

0 y tú que piensas?: