lunes, noviembre 12, 2007

Leyendo en el tren

Dicen que hay que leer aunque sea cosas buenas. Después de muchos años de prejuicios decidí leer a Angeles Mastreta. Empecé con esa extraña historia de amor llamada Arráncame la Vida y ahora estoy por terminar Mal de Amores. No se que me pasa. A pesar de que leer me cambia el ánimo, de que es una actividad que me encanta, me dejo envolver por la televisión, por el internet y lo dejo a un lado. Por cuestiones de enfermedades y la necesidad de estar más cerca de cualquier cosa he dejado de tomar el tren donde antes lo hacía. En vez de un viaje de 22 minutos, ahora es sólo de 10. Entonces perdí ahí el espacio que me hacía engancharme con algún libro. Dejé también de ver cine. Tengo años que no voy al cine a ver algo que no sea de niños. Esa maldita manía de aplazar todo. Me dicen que la bronca es la procrastinación. A ver si luego averiguo que significa, ahí cuando tenga un tiempecito.

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