Durante años, la primera actividad que hacía, tras salir de mi casa, era leer el periódico.

Solía leer todo el periódico, sección por sección. Incluso tenía la costumbre de leer los nombres de quienes aparecían en la sección de sociales, lo que me llevó en una ocasión a sacar una nota sobre un conocido delincuente que hacía vida social.

La sección de clasificados también era parte de mi revisión diaria. Observaba de manera rápida si alguna importante empresa ofrecía empleo, si se compraban bebés o se ofrecían servicios de adopción que pudieran generar alguna posible nota.

Con la llegada del internet la dinámica cambió. No gasto dinero en periódicos. Eventualmente compro alguno, aunque antes de las 7 de la mañana ya tengo una idea de lo que pasa en el país y con suerte en la ciudad (El Vigia y El Mexicano suben temprano sus páginas).

En ese sentido el internet llegó a cambiar mi forma de leer. No significa que piense que los periódicos en papel vayan a desaparecer, sin embargo es un cambio real y en mi caso con un beneficio económico.