jueves, mayo 27, 2004

ESTE NO ES UN BLOG CIUDADANO

En busca de sacudirse toda la connotación negativa que tiene la palabra política, algunos partidos, incluso aquellos que más involucrados están con la politiquería, les ha dado por nombrarse ciudadanos.

Como si eso les diera un halo de misticismo y transparencia, los aspirantes se autollaman candidatos ciudadanos y se sienten tocados por la mano de dios.

El término, prostituido en los últimos años, pretende ser usado como distinción. El caso más reciente es el del PRD, que argumenta que sus candidatos son emanados de entre la ciudadanía.

La idea es generarnos la idea de que los políticos son malos (cosa que es verdad) y los ciudadanos no lo son. Los ciudadanos son honestos, transparentes, sin intereses de fondo, y dispuestos a sacrificarse.

Entonces qué demonios son todos aquellos empresarios corruptos, abogados charlatanes, vendedores fraudulentos, periodistas chayoteros. Qué?, a poco esos no son ciudadanos. Además de la tranza, qué pasa con la incapacidad. A poco todos los ciudadanos son eficientes.

Un ciudadano participando en política lo convierte en político.

En lo personal siento un desprecio generalizado por la actividad política, pero también por la política ciudadanizada, léase comité de vecinos, integrantes de consejos de participación social, las asociaciones de padres de familia y hasta los del coro de la Iglesia (esos son los peores).

Un animal solitario y antisocial como yo, no entiende que la gente se pueda unir por causas, por muy nobles que sean. Excepto en el futbol, los hombres deberían de correr sólos por la vida. Quizás otra excepción sería la pequeña convivencia relacionadas con la familia o los amigos.

Pero no, en particular a los panistas les ha gustado esta idea falsa y propagandística de Más Sociedad y Menos Gobierno. Han generado, promovido sin misericordia, toda clase de grupos "ciudadanos".

Seres despreciables son las doñitas que acuden al PRI (PAN, PRD, da lo mismo) en busca de apoyos económicos, mantas o material de construcción, a cambio de garantizar el voto en sus colonias.

Si la unión de gente en busca de intereses comunes me parece patético, más lo es cuando se agrega el ingrediente de la pobreza, la mendicidad y el reclamo social.

Todavía las reuniones empresariales tiene un poco de glamour. Pero cuando los jodidos se unen todo huele a manteca (al menos eso dice Ana María).

Por ello mi desprecio a los movimientos como Antorcha Campesina, el Frente Francisco Villa, el CGH. Todavía que defiendan a un borrego cimarrón o una ballena puede sensibilizar el 2 por ciento que tiene disponible mi corazón, pero que lo hagan para exigir agua o drenaje, eso no tiene madre.

Gente floja y mantenida, lo que deberían es ponerse a trabajar. Cómo es posible que una persona que tiene menos de 6 meses de haber salido de su pueblo en Oaxaca, Morelos o Chiapas pueda reclamar (con una ridícula y monótona protesta) un terreno.

Candidatos ciudadanos, organización ciudadana, consejo ciudadano. Pinche gente, porque luego nadie los quiere.

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