martes, marzo 23, 2004

MADE IN BERLIN

Nada hay más patético (obviamente si debe haberlo pero es una expresión cliche que me gusta para empezar) que encontrar en el arte "fronterizo" imágenes que hablan de la cultura de la ciudad, como es la barda metálica, los migrantes, o el spanglish.

Solo quien viene de fuera puede pensar que eso es lo fronterizo, lo tijuanense. Hay quienes creen que hablar de Tijuana debe incluir por fuerza una referencia al narcotráfico, a la violencia.

Veo en la televisión un reportaje sobre Tijuana, con los mismos lugares comunes de siempre. He sido defensor de los lugares comunes, pero para un burgues perezoso como yo también hay límites.

No, no no. La barda que divide Tijuana con San Diego está lejos de parecerse al Muro de Berlín. He de reconocer que nunca he estado en Berlín, peroes obvio que son contextos totalmente distintos. Me parece una imagen totalmente forzada, empezando porque lo que divide es algo ya dividido previamente. Una gran disima mayoria de los que viven aquí y allá no piensan en un territorio único.

Puedes pensar que se trata de una misma región, que nos hemos acostumbrado a verlo como parte de nuestra vida cotidiana. Hubo un tiempo en que solía cruzar exclusivamente para comer en el Kentuky Fried Chicken (aclarando, eran tiempos en que ese pollo no se vendía en México, en que uno tiene gustos muy extraños y que además uno es joven y le vale madre si el mundo lo juzga por comer KFC), lo mismo que cruzar al cine, a la gasolina o el mandado.

Pero nunca asumí que se trataba de una misma ciudad dividida de forma violenta por una autoridad. La aduana era menos agresiva antes. La idea de ver esa barda metálica con el romantisismo de la izquierda me da gueva.



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